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Opinión

Cuestiones inentendibles

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Las mentes humanas pueden tratar de predisponerse lo más posible para asimilar conceptos relativamente nuevos como “perspectivas de género” por ejemplo. Pero no conciben desde la óptica de la lógica, ningún ápice de licencia a los movimientos deshonrosos que acarrean la traumática acción de que un sujeto violente la intimidad física de otro ser. Especialmente si la víctima en ciernes, resulta una menor de edad.

No ha existido ni se distinguen en el horizonte, bondades extendidas para los violadores. Son lacras sociales repudiadas por sus congéneres acá y en la China. Sin atenuaciones hipócritas que suelen poseer otros delitos y delincuentes.

La noche más horrenda atraviesa desde el primer momento de abuso, la cotidianeidad de la persona ultrajada. Y lo más gris del instante trágico, se nota cuando el ultrajador es alguien cercano en los afectos.

El caso medular de la adolescente presuntamente violada en reiteradas veces por su padrastro, allá por Calle 15 al 3.643 del barrio “12 de Octubre”, reabrió otra oportunidad más, la antigua llaga.

La telaraña de la posible maldita complicidad materna, y la implosión de las amenazas del inmundo individuo que en lugar de proteger, corroe.

¿De qué sustancia puede estar constituido un hombre de tales características violentas? ¿Cómo es factible discernir tanta podredumbre mental? ¿Con qué rostro mira a sus semejantes, que conviven con él, luego de los hechos carnales que lo incriminan?

No se advierten aún explicaciones factibles que conformen a nadie de buena voluntad. Por una sencilla razón, mis amigos: es inviable sostener cualquier teoría de aval a estos chacales.

La manifestación popular del martes 2, fue un testeo de lo que siente la sociedad al observar tales conductas desviadas de la senda común.

Inexplicable situación, como así también es imposible analizar sin ruborizarnos, otro aspecto intrínseco de este tipo de desmanes. ¿Saben ustedes acaso que es muy probable ver a un violador preso, siendo visitado por su familia como si nada hubiese dañado el estándar de vida de ese pedófilo o abusador?

Si hasta se puede divisar a un reconocido violador local, en una cárcel sierrachiquense, concretamente en la Unidad 2, en brazos de su actual pareja o acodado con su hermana y cuñada, que es además, agente penitenciaria, dicho sea de paso. Una perlita digna de estudio para los amigos sociólogos. Ni que mencionar a las mujeres que se terminan enamorando de los detenidos por este tipo de trastadas, dentro de los muros carcelarios.

Entonces el panorama es complejo e incierto. El rechazo popular se nota, mas al mismo tiempo, coexiste, para ciertas damas, un morbo muy pendular y un deseo interno de no creer en lo que expresa la realidad y surge pues en ellas un sentimiento femenino y protector de querer cambiar a ese trastornado, convirtiéndolo en un tipo normal.

El tigre tiene manchas y los violadores no se reinsertan porque sí nomás. Pero de esto, pocos discursan. Los derechos humanos hurgan en el sub consciente del tipo, buscando antecedentes, traumas de la niñez o excusas pueriles. La víctima no obstante, se desvelará cada jornada aunque logre rehacer su vida e inclusive casarse y tener descendientes.

Que caracho pasa por la cabeza de un violador al instante de consumar su pecado, es motivo de controversias jugosas. Hay psicólogos que sostienen la idea base de un anhelo último de sujeción, de poder. Otros señalan que se reviven en su interior, ultrajes vividos por él mismo, en su etapa de víctima.

O puede también ser una venganza misógina hacia su madre. O hacia el tándem femenino en general. Extrema posesión demoníaca manifestada en aras de controlar una voluntad comúnmente más débil, desde lo físico. El violador no intentará someter a alguien que lo pueda desarticular a palos.

Por Mario Delgado.-

 

 

Opinión

Lo bueno de tener prioridades

Tener prioridades es realmente óptimo: sugiere, entre otras cosas, que el individuo o los gobiernos de los tres niveles, poseen un criterio juicioso, y cuentan, además, con un proyecto de vida de largo alcance.

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Marcar las cuestiones a realizar o resolver con premura, habla bien y nos habilita a creer que hay una contemplación completa de la realidad, y, en base a tal visión, se planea un estricto núcleo de objetivos a cumplimentar. 

Marchar por la senda sin rumbo, sin norte ni guía, es mala o necia, al menos, señal. Por tal motivo se interpela siempre a cada quien, contar con una agenda al alcance de la diestra. Y activar los hilos en consecuencia, desde luego. 

A propósito, este pequeño marco introductorio pretende depositarnos, mis amigos, en un ítem crucial para la concreción individual y colectiva como ciudadanos plenos. Y, conviene por cierto mencionar, la imposibilidad de seguir guitarreando en esta temática que ofreceremos, y desprenderla lo antes posible, de fanatismos partidistas. Me refiero en concreto a la Educación nuestra, en esta nación gloriosa. 

Se ha difundido hace horas atrás un informe contundente por parte de la señora Ministra de Educación de CABA que sentencia con supina espontaneidad, los vericuetos de la niñez y adolescencia que no transitan por un camino elogiable en materia de aprendizaje, llegando a terminar la Primaria o estar en Tercer Año de la Secundaria y no saber leer y escribir sin yerros y tampoco poder comprender y explicar con palabras propias, un texto cualquiera. 

Tamaña deficiencia se ata, en cierta manera, al tiempo de parálisis escolar impreso por la pandemia y la sucesión de cuarentenas. Podríamos asimilar tal contingencia en mayor o menor talante; sin embargo las deducciones del informe van más allá del proceso frontal del Covid 19 y sus medidas aleatorias. El problema a aceptar sin disimulos ni excusas mantiene firme la idea de que, en rigor de verdad, hay un drama previo, un dilema estructural que se agudizó con el virus chino, pero no es solamente esta reciente etapa dispar, entre la virtualidad y la ausencia en las aulas. 

Aún se agrega otro condimento no menor: se ha hecho un relevamiento entre una determinada cantidad de chicos, de entre 12 y 16 años, para averiguar si logran captar los subtítulos de las películas habladas en inglés u otro idioma, en cines o dispositivos hogareños. El análisis resulta desalentador, puesto que la gran mayoría, expresa no alcanzar a leer en tiempo real los zócalos correspondientes, no por interferencias en la visión, sino por no saber leer de corrido. 

El temido abandono del noble hábito de la cotidiana lectura, es una incómoda piedra puntiaguda en el calzado. Y no se notan visos de mejoría. 

Como daño colateral, por otra parte, del virus coronado, se ha comprobado que alrededor de 600.000 alumnos en el territorio nacional y 200.000 en la Provincia de Buenos Aires, no retornaron a sus establecimientos educativos al abrirse la famosa y tardía presencialidad. 

Un escándalo, sin objeciones de ninguna naturaleza. ¿Y ahora, quién carga con semejante cruz social? Porque, ¿alguien puede aseverarnos que tales pibas y pibes, volverán raudos a sus obligaciones escolares, al ser visitados por un docente o asistente social?

Una auténtica lástima que redobla la apuesta a constatar en qué sitio hemos colocado a la educación. Obvio, que ha descendido varios peldaños de cómo supo hallarse situada otrora. 

Por Mario Delgado.-  

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Opinión

Te acostumbrás 

Un amigo, un poco mayor que yo, me graficaba ayer que, en rigor de verdad, los argentinos nos vamos acomodando, nos adaptamos, con suma ductilidad, aunque refunfuñemos, a ciertas cuestiones demenciales que debieran sacarnos de quicio y movilizarnos de otra manera. 

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“Te acostumbrás”, me pontificó, despejando incluso con tal frase, cualquier sombra de duda que pudiera subsistir aún. No hay pena ni atropello que no se nos haya puesto de manifiesto, y, sin embargo, continuamos erguidos como sociedad y metidos cada quien en lo suyo. 

La escasa atención que le brindamos a los sucesos del entorno, tal vez tenga mucho que ver con las instancias personales de cada sujeto. Las ocupaciones son cada vez más en base a que el dinero rinde menos. 

Se naturaliza la opción del mayor esfuerzo y la gente dispuesta, sale en pos de ganarse el cada día más caro, pan vital. Una pequeña gran gragea, un botoncito de muestra que nos revuelve la panza, pero, reitero, no todavía como la contingencia requiere de un pueblo auténticamente agobiado y harto. 

Los niveles de corrupción piramidal se elevan a la enésima potencia, revolean bolsos con dinero mal habido en conventos o cuentan plata afanada en sendos videos virales, y todo gira sin más que algún comentario atrevido, desafiando a la ya incorporada manía de soportar y sobrellevar el drama, las culpas de otros. 

No se hace ni siquiera un necesario gasoducto y luego llegan los “verseros” de siempre, con excusas y mensajes altisonantes. Y los robadores de vacunas contra el Covid se pasean orondos, dando cátedras seguro, de cómo fomentar el buen turismo ahora que todo mundo acató órdenes salvadoras. Hipócritas impíos, exonerados por el poder, como un tal Firmenich o un viscoso Verbitsky. Falsedades convertidas en relatos presumiblemente verídicos, para entretener a la platea boquiabierta, que no despierta.

En tal contexto de locura y terror, no escasean los heridores del campo, los que nada saben del trabajo aguerrido de los productores chicos o medianos, y demonizan al sector, olvidando que de ahí emana el 65 % de lo que consume el argentino. 

Y nos quedaría chico el espacio para ir citando con mayúsculas, si lo desean, los yerros y las tropelías de los poderosos que se apoltronan en sus sillones, bebiendo en copas de oro, el sudor de los humildes. 

Ya probaron el sabor de dominar a una población encerrada y muerta de miedo e incertidumbre y van a ir por más perversidades. Porque no les importa subsanar las necesidades básicas, ni mejorar la calidad de vida del ser humano; sólo ansían llenar sus propias arcas, permanecer y ampliar la red de mantenidos por el Estado, que son los votantes cautivos, los temerosos que no se irán del redil por no perder sus planes sociales. 

Mientras la inflación consume las billeteras y separa a familias enteras, ahorcadas y sin solución, al tiempo que la inseguridad y la droga incrementa su paso fuerte y mortal, se encienden los doble discursos, las linternitas de los jetones de ocasión, charlatanes de bar, sin programas efectivos para mutar tanta mugre. 

Te acostumbrás, es cierto y penoso, a convivir con la putrefacción y contemplar sin esperanzas el panorama difuso del país que amás. 

Por Mario Delgado.-   

  

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 Farmacias de turno en Olavarría Facultad de Derecho