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Opinión

El dilema de ser eseverrista en la oposición

El nudo gordiano de la cuestión es altamente sugerente, mis amigos: es interpretar de qué forma logra trascender el movimiento de don José Eseverri fuera de su ambiente natural, o sea el gobierno olavarriense.

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Porque convengamos que, salvo el período de don Juan Manuel García Blanco, entre los años 1.987 y 1.991, el tándem eseverriano, ha puesto todas sus fichas a liderar el Palacio San Martín, primero con don Helios y posteriormente, con su hijo José.

Se ha movido entonces en Rivadavia y San Martín cual pez en el agua, dominando la situación, con aciertos y yerros desde luego. Sin embargo las mieles del éxito no son eternas y la política vernácula no fue la excepción a este postulado.

En 2.015 pasaron varias cosas que terminaron derivando en una colosal derrota electoral del núcleo josesista y él mismo, perdió el poder ante el embate incontenible del “Frente Cambiemos”.

Ni las obras ni las inauguraciones incontables, conquistaron al público desencantado por un pase poco claro de las filas massistas a un “Frente para la Victoria” ya en franca caída.

No hubo explicaciones y toda la tropa adoptó la idea de la mutación sin protestar. Pero en privado, eran varios los que advirtieron la negatividad de la maniobra inconsulta y demasiado oscilante. Tampoco los motivos de ese traspaso inesperado, luego de un multitudinario acto massista en Vélez, fueron expuestos o en tal caso, aceptados por la población.

Sus dirigentes lo bancaron al Intendente de ese momento y les fue mal en las urnas. Ahí se produjo un parto insospechado pues: nació mis lectores del alma, un nuevo rol, el de un eseverrismo opositor.

Rápidos de reflejos,  los referentes acomodaron los tantos en la casa Eseverri y a caminar se ha dicho.

Algunos nombres traspasaron la barrera del sonido y se especuló bastante con el futuro de la élite eseverriana. Antes que nada, el abogado ex Intendente, continuó su juego proverbial de no decidir un rumbo hacia el exterior y promocionarlo. Más bien se guardó a silencio pero dejando medianamente hacer a ciertos acólitos.

El vuelo propio de los partícipes del eseverrismo, siempre fue idéntico: llegó en magnitud hasta dónde los Eseverri quisieron. Sobran los ejemplos de presuntos “popes” que culminaron su meteórica carrera en la nada. ¿Hemos de intuir que no es una puerta colectiva ese  espacio? Ya debieran entenderlo sus fieles. ¿Llegás solamente hasta donde te deja la mano del Jefe? Padre e hijo, han actuado con idéntica perspectiva.

En concordancia, resulta harto difícil crear o creer en un nuevo “Mesías” que, bendecido por José, venga a rescatar la nave del destino actual de oposición al gallismo.

Danzan alrededor del porvenir sendas propuestas. El dilema es cómo alcanzar la cima y con qué capitán.

En las últimas legislativas, la exhibición pública del ex Alcalde, no fue constante. Esporádicas salidas mediáticas o en fotos junto a Eduardo Rodríguez o incluso al lado de Sergio Massa en otra evidente vuelta de tuerca. El eje estuvo puesto en el entonces Presidente del Cuerpo de Ediles.

El comportamiento electoral arrojó al cenit una novel desilusión y otra ocasión más salieron al ruedo viejas rencillas intestinas con “ultras” y “renovadores” de una plataforma que es observada desde distintos ángulos.

O sea, el eseverrismo posee varias aristas, entre los voceros de lo anterior y los que anhelan purificar un poquito al menos, las aguas. Tales controversias se trasladan también a otro carril: las preferencias y la cercanía que cada quien dice tener con el abogado hoy Director del Banco Provincia.

Un duelo de honor entre héroes y semidioses que está al rojo vivo.

A un lado, la puerta abierta espera para aquellos que se animen a salir afuera y empezar otra vida. El problema es que hay quienes no están todavía convencidos de que pueda existir vida sin Eseverri.

Por Mario Delgado.-

 

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Opinión

Lo bueno de tener prioridades

Tener prioridades es realmente óptimo: sugiere, entre otras cosas, que el individuo o los gobiernos de los tres niveles, poseen un criterio juicioso, y cuentan, además, con un proyecto de vida de largo alcance.

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Marcar las cuestiones a realizar o resolver con premura, habla bien y nos habilita a creer que hay una contemplación completa de la realidad, y, en base a tal visión, se planea un estricto núcleo de objetivos a cumplimentar. 

Marchar por la senda sin rumbo, sin norte ni guía, es mala o necia, al menos, señal. Por tal motivo se interpela siempre a cada quien, contar con una agenda al alcance de la diestra. Y activar los hilos en consecuencia, desde luego. 

A propósito, este pequeño marco introductorio pretende depositarnos, mis amigos, en un ítem crucial para la concreción individual y colectiva como ciudadanos plenos. Y, conviene por cierto mencionar, la imposibilidad de seguir guitarreando en esta temática que ofreceremos, y desprenderla lo antes posible, de fanatismos partidistas. Me refiero en concreto a la Educación nuestra, en esta nación gloriosa. 

Se ha difundido hace horas atrás un informe contundente por parte de la señora Ministra de Educación de CABA que sentencia con supina espontaneidad, los vericuetos de la niñez y adolescencia que no transitan por un camino elogiable en materia de aprendizaje, llegando a terminar la Primaria o estar en Tercer Año de la Secundaria y no saber leer y escribir sin yerros y tampoco poder comprender y explicar con palabras propias, un texto cualquiera. 

Tamaña deficiencia se ata, en cierta manera, al tiempo de parálisis escolar impreso por la pandemia y la sucesión de cuarentenas. Podríamos asimilar tal contingencia en mayor o menor talante; sin embargo las deducciones del informe van más allá del proceso frontal del Covid 19 y sus medidas aleatorias. El problema a aceptar sin disimulos ni excusas mantiene firme la idea de que, en rigor de verdad, hay un drama previo, un dilema estructural que se agudizó con el virus chino, pero no es solamente esta reciente etapa dispar, entre la virtualidad y la ausencia en las aulas. 

Aún se agrega otro condimento no menor: se ha hecho un relevamiento entre una determinada cantidad de chicos, de entre 12 y 16 años, para averiguar si logran captar los subtítulos de las películas habladas en inglés u otro idioma, en cines o dispositivos hogareños. El análisis resulta desalentador, puesto que la gran mayoría, expresa no alcanzar a leer en tiempo real los zócalos correspondientes, no por interferencias en la visión, sino por no saber leer de corrido. 

El temido abandono del noble hábito de la cotidiana lectura, es una incómoda piedra puntiaguda en el calzado. Y no se notan visos de mejoría. 

Como daño colateral, por otra parte, del virus coronado, se ha comprobado que alrededor de 600.000 alumnos en el territorio nacional y 200.000 en la Provincia de Buenos Aires, no retornaron a sus establecimientos educativos al abrirse la famosa y tardía presencialidad. 

Un escándalo, sin objeciones de ninguna naturaleza. ¿Y ahora, quién carga con semejante cruz social? Porque, ¿alguien puede aseverarnos que tales pibas y pibes, volverán raudos a sus obligaciones escolares, al ser visitados por un docente o asistente social?

Una auténtica lástima que redobla la apuesta a constatar en qué sitio hemos colocado a la educación. Obvio, que ha descendido varios peldaños de cómo supo hallarse situada otrora. 

Por Mario Delgado.-  

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Opinión

Te acostumbrás 

Un amigo, un poco mayor que yo, me graficaba ayer que, en rigor de verdad, los argentinos nos vamos acomodando, nos adaptamos, con suma ductilidad, aunque refunfuñemos, a ciertas cuestiones demenciales que debieran sacarnos de quicio y movilizarnos de otra manera. 

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“Te acostumbrás”, me pontificó, despejando incluso con tal frase, cualquier sombra de duda que pudiera subsistir aún. No hay pena ni atropello que no se nos haya puesto de manifiesto, y, sin embargo, continuamos erguidos como sociedad y metidos cada quien en lo suyo. 

La escasa atención que le brindamos a los sucesos del entorno, tal vez tenga mucho que ver con las instancias personales de cada sujeto. Las ocupaciones son cada vez más en base a que el dinero rinde menos. 

Se naturaliza la opción del mayor esfuerzo y la gente dispuesta, sale en pos de ganarse el cada día más caro, pan vital. Una pequeña gran gragea, un botoncito de muestra que nos revuelve la panza, pero, reitero, no todavía como la contingencia requiere de un pueblo auténticamente agobiado y harto. 

Los niveles de corrupción piramidal se elevan a la enésima potencia, revolean bolsos con dinero mal habido en conventos o cuentan plata afanada en sendos videos virales, y todo gira sin más que algún comentario atrevido, desafiando a la ya incorporada manía de soportar y sobrellevar el drama, las culpas de otros. 

No se hace ni siquiera un necesario gasoducto y luego llegan los “verseros” de siempre, con excusas y mensajes altisonantes. Y los robadores de vacunas contra el Covid se pasean orondos, dando cátedras seguro, de cómo fomentar el buen turismo ahora que todo mundo acató órdenes salvadoras. Hipócritas impíos, exonerados por el poder, como un tal Firmenich o un viscoso Verbitsky. Falsedades convertidas en relatos presumiblemente verídicos, para entretener a la platea boquiabierta, que no despierta.

En tal contexto de locura y terror, no escasean los heridores del campo, los que nada saben del trabajo aguerrido de los productores chicos o medianos, y demonizan al sector, olvidando que de ahí emana el 65 % de lo que consume el argentino. 

Y nos quedaría chico el espacio para ir citando con mayúsculas, si lo desean, los yerros y las tropelías de los poderosos que se apoltronan en sus sillones, bebiendo en copas de oro, el sudor de los humildes. 

Ya probaron el sabor de dominar a una población encerrada y muerta de miedo e incertidumbre y van a ir por más perversidades. Porque no les importa subsanar las necesidades básicas, ni mejorar la calidad de vida del ser humano; sólo ansían llenar sus propias arcas, permanecer y ampliar la red de mantenidos por el Estado, que son los votantes cautivos, los temerosos que no se irán del redil por no perder sus planes sociales. 

Mientras la inflación consume las billeteras y separa a familias enteras, ahorcadas y sin solución, al tiempo que la inseguridad y la droga incrementa su paso fuerte y mortal, se encienden los doble discursos, las linternitas de los jetones de ocasión, charlatanes de bar, sin programas efectivos para mutar tanta mugre. 

Te acostumbrás, es cierto y penoso, a convivir con la putrefacción y contemplar sin esperanzas el panorama difuso del país que amás. 

Por Mario Delgado.-   

  

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 Farmacias de turno en Olavarría Facultad de Derecho