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Opinión

Opinión: Necesitándose

Una abuela muy lectora, solía terminar sus narraciones nocturnas a los nietos, que la escuchaban embelesados pero asustados también por el contenido de terror de sus cuentos, con la frase tranquilizadora: “No se hagan dramas. Si existe el Diablo; Dios ha de existir a su vez”.

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Una abuela muy lectora, solía terminar sus narraciones nocturnas a los nietos, que la escuchaban embelesados pero asustados también por el contenido de terror de sus cuentos, con la frase tranquilizadora: “No se hagan dramas. Si existe el Diablo; Dios ha de existir a su vez”.

El campo de las antinomias no es nuevo, para nada, en la arena política de nuestro ajetreado país.

Por el contrario, desde los mismos albores de la patria, concebida como tal, se han ido disponiendo dos estamentos rivales consolidados, mostrados eso sí, como la visión práctica de lo positivo o negativo para determinados intereses.

Por cierto, más allá de las luchas y muertos inclusive que nos ha ocasionado tal tremebunda dicotomía acérrima, pasando si deseamos revisar un poco, por los federales y unitarios, los peronistas y los anti peronistas y las últimas décadas ya más encarnadas en nuestro propio ideario.

El punto de análisis, el “origen de la tragedia”, como escribiese don Federico Nietzsche, parece estar al alcance de la diestra, sin eufemismos ni tapujos. Porque, como en aquellos relatos de la anciana ante sus descendientes, las dos caras de la moneda, encajan en una sola conjunción válida: viven las dos carátulas cual enemigas de fuste, o sea, NECESITÁNDOSE mutuamente para sobrellevar ambas la existencia.

Sin la otra o el otro, al que eligen como blanco de sus ataques, es insostenible el avance. Un diario combate con las armas que estén cerca para contrarrestar cualquier desequilibrio de la opinión pública.

En su momento, Cristina Fernández viuda de Kirchner, optó por lo fácil: pintó la cara del Jefe de Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Mauricio Macri, de negro y lo catapultó como el eje central de la maldad. Años después, el ingeniero boquense accedía a la Casa Rosada.

El procedimiento, que da respuestas vitales, se fue reiterando: sin prisas pero sin pausas, el oficialismo actual, fue depositando en la “herencia k”, el objetivo de sus misiles verbales y atrajo la atención nuevamente de todos en la ex senadora y ex presidente.

Tanto se aceitó la maquinaria que, envuelta hasta los tobillos, en un mar de denuncias y pruebas de corrupción, la señora igual se abrió paso sin trabas elocuentes y hoy se la ve como potable pre candidata. Bueno, algunos encuestadores dicen sin miramientos que ella puede triunfar en la Provincia de Buenos Aires, dando así una vuelta de tuerca considerable al universo político, de cara al 2.019 lógicamente, mis amigos.

La enemistad es real por un lado e inflada, por otro. Se entrelazan la verdad y la mentira y, nadie sabe toda la razón de cada cosa. Y entre la “pesada herencia recibida”, y la “corrupción k”, fogoneada desde una zona, y los “desmanejos económicos”, o la “incapacidad de resolverle los problemas a la gente”, de la otra vereda, se van desgranando las aristas de la piedra.

Ni el uno es tan sutil, ni el segundo tan mordaz. Algunos ítems se disimulan u ocultan con sendas cortinas de humo, con el sentido estricto de ganar tiempo. Estrategia más vieja que la decisión de obsequiarle al pueblo “pan y cerveza”.

Uno quiere que no se le consulte sobre los altísimos grados de negociados y de asociaciones ilícitas comprobadas, durante el ejercicio de su gestión y entonces alude a las inoperancias del que está, acusándolo de no velar por la integridad de los que menos poseen.

Por ejemplo, si tomamos tan sólo un tópico, nos daremos cuenta de que una cosa son los discursos teóricos y otra muy disímil, la elaboración en la praxis de las correspondientes acciones.

El mundo cristinista critica con sus habituales mohines, la Deuda Pública Nacional, propinando croses al Gobierno Central de nuestros días. Yendo al archivo, encontramos que las palabras son llevadas por el señor Viento muy calmas. El cristinismo no dice a nadie que aumentó en más de 100.000 millones de dólares la Deuda mencionada. Al ingreso de Néstor Kirchner a Balcarce 50, se medía en 152.000 millones de dólares lo adeudado. Al salir Cristina, el 9 de diciembre de 2.015 ella dejó la presidencia, se acentuaba en 254.000 millones de dólares.

De modo tal que nada es tan blanco sí; negro no. Mas las circunstancias favorecen ese enfrasque en nada más que dos polos, arrojando sobre ellos todo el haz de luz para que la mayoría de los simples mortales como nosotros, nos concentremos en esa compulsa, tomemos partido y nos despellejemos por qué no, con los ocasionales adversarios de turno, a quienes de paso, conviene contar como enemigos y derribarlos de todo pedestal.

Esto hace que la rueda gire burlona, porque los ineptos de ayer, nos quienes hacer creer que son los salvadores del presente, que vienen a completar una obra que jamás iniciaron.

Muchas veces, habrá que aceptar por mal que nos pese, estos contrastes y contrapuntos tan álgidos que acaecen sin embargo, por los yerros de los señores gobernantes de este instante. Aunque, en definitiva, todo siga siendo núcleo de un cuerpo, hasta que la sociedad despierte.

Por Mario Delgado.-   




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Opinión

Lo bueno de tener prioridades

Tener prioridades es realmente óptimo: sugiere, entre otras cosas, que el individuo o los gobiernos de los tres niveles, poseen un criterio juicioso, y cuentan, además, con un proyecto de vida de largo alcance.

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Marcar las cuestiones a realizar o resolver con premura, habla bien y nos habilita a creer que hay una contemplación completa de la realidad, y, en base a tal visión, se planea un estricto núcleo de objetivos a cumplimentar. 

Marchar por la senda sin rumbo, sin norte ni guía, es mala o necia, al menos, señal. Por tal motivo se interpela siempre a cada quien, contar con una agenda al alcance de la diestra. Y activar los hilos en consecuencia, desde luego. 

A propósito, este pequeño marco introductorio pretende depositarnos, mis amigos, en un ítem crucial para la concreción individual y colectiva como ciudadanos plenos. Y, conviene por cierto mencionar, la imposibilidad de seguir guitarreando en esta temática que ofreceremos, y desprenderla lo antes posible, de fanatismos partidistas. Me refiero en concreto a la Educación nuestra, en esta nación gloriosa. 

Se ha difundido hace horas atrás un informe contundente por parte de la señora Ministra de Educación de CABA que sentencia con supina espontaneidad, los vericuetos de la niñez y adolescencia que no transitan por un camino elogiable en materia de aprendizaje, llegando a terminar la Primaria o estar en Tercer Año de la Secundaria y no saber leer y escribir sin yerros y tampoco poder comprender y explicar con palabras propias, un texto cualquiera. 

Tamaña deficiencia se ata, en cierta manera, al tiempo de parálisis escolar impreso por la pandemia y la sucesión de cuarentenas. Podríamos asimilar tal contingencia en mayor o menor talante; sin embargo las deducciones del informe van más allá del proceso frontal del Covid 19 y sus medidas aleatorias. El problema a aceptar sin disimulos ni excusas mantiene firme la idea de que, en rigor de verdad, hay un drama previo, un dilema estructural que se agudizó con el virus chino, pero no es solamente esta reciente etapa dispar, entre la virtualidad y la ausencia en las aulas. 

Aún se agrega otro condimento no menor: se ha hecho un relevamiento entre una determinada cantidad de chicos, de entre 12 y 16 años, para averiguar si logran captar los subtítulos de las películas habladas en inglés u otro idioma, en cines o dispositivos hogareños. El análisis resulta desalentador, puesto que la gran mayoría, expresa no alcanzar a leer en tiempo real los zócalos correspondientes, no por interferencias en la visión, sino por no saber leer de corrido. 

El temido abandono del noble hábito de la cotidiana lectura, es una incómoda piedra puntiaguda en el calzado. Y no se notan visos de mejoría. 

Como daño colateral, por otra parte, del virus coronado, se ha comprobado que alrededor de 600.000 alumnos en el territorio nacional y 200.000 en la Provincia de Buenos Aires, no retornaron a sus establecimientos educativos al abrirse la famosa y tardía presencialidad. 

Un escándalo, sin objeciones de ninguna naturaleza. ¿Y ahora, quién carga con semejante cruz social? Porque, ¿alguien puede aseverarnos que tales pibas y pibes, volverán raudos a sus obligaciones escolares, al ser visitados por un docente o asistente social?

Una auténtica lástima que redobla la apuesta a constatar en qué sitio hemos colocado a la educación. Obvio, que ha descendido varios peldaños de cómo supo hallarse situada otrora. 

Por Mario Delgado.-  

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Opinión

Te acostumbrás 

Un amigo, un poco mayor que yo, me graficaba ayer que, en rigor de verdad, los argentinos nos vamos acomodando, nos adaptamos, con suma ductilidad, aunque refunfuñemos, a ciertas cuestiones demenciales que debieran sacarnos de quicio y movilizarnos de otra manera. 

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“Te acostumbrás”, me pontificó, despejando incluso con tal frase, cualquier sombra de duda que pudiera subsistir aún. No hay pena ni atropello que no se nos haya puesto de manifiesto, y, sin embargo, continuamos erguidos como sociedad y metidos cada quien en lo suyo. 

La escasa atención que le brindamos a los sucesos del entorno, tal vez tenga mucho que ver con las instancias personales de cada sujeto. Las ocupaciones son cada vez más en base a que el dinero rinde menos. 

Se naturaliza la opción del mayor esfuerzo y la gente dispuesta, sale en pos de ganarse el cada día más caro, pan vital. Una pequeña gran gragea, un botoncito de muestra que nos revuelve la panza, pero, reitero, no todavía como la contingencia requiere de un pueblo auténticamente agobiado y harto. 

Los niveles de corrupción piramidal se elevan a la enésima potencia, revolean bolsos con dinero mal habido en conventos o cuentan plata afanada en sendos videos virales, y todo gira sin más que algún comentario atrevido, desafiando a la ya incorporada manía de soportar y sobrellevar el drama, las culpas de otros. 

No se hace ni siquiera un necesario gasoducto y luego llegan los “verseros” de siempre, con excusas y mensajes altisonantes. Y los robadores de vacunas contra el Covid se pasean orondos, dando cátedras seguro, de cómo fomentar el buen turismo ahora que todo mundo acató órdenes salvadoras. Hipócritas impíos, exonerados por el poder, como un tal Firmenich o un viscoso Verbitsky. Falsedades convertidas en relatos presumiblemente verídicos, para entretener a la platea boquiabierta, que no despierta.

En tal contexto de locura y terror, no escasean los heridores del campo, los que nada saben del trabajo aguerrido de los productores chicos o medianos, y demonizan al sector, olvidando que de ahí emana el 65 % de lo que consume el argentino. 

Y nos quedaría chico el espacio para ir citando con mayúsculas, si lo desean, los yerros y las tropelías de los poderosos que se apoltronan en sus sillones, bebiendo en copas de oro, el sudor de los humildes. 

Ya probaron el sabor de dominar a una población encerrada y muerta de miedo e incertidumbre y van a ir por más perversidades. Porque no les importa subsanar las necesidades básicas, ni mejorar la calidad de vida del ser humano; sólo ansían llenar sus propias arcas, permanecer y ampliar la red de mantenidos por el Estado, que son los votantes cautivos, los temerosos que no se irán del redil por no perder sus planes sociales. 

Mientras la inflación consume las billeteras y separa a familias enteras, ahorcadas y sin solución, al tiempo que la inseguridad y la droga incrementa su paso fuerte y mortal, se encienden los doble discursos, las linternitas de los jetones de ocasión, charlatanes de bar, sin programas efectivos para mutar tanta mugre. 

Te acostumbrás, es cierto y penoso, a convivir con la putrefacción y contemplar sin esperanzas el panorama difuso del país que amás. 

Por Mario Delgado.-   

  

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 Farmacias de turno en Olavarría Facultad de Derecho