Connect with us

Opinión

Del Centro Cultural

Published

on

La reciente inauguración capitalina del “Centro Cultural Néstor Carlos Kirchner”, con cadena nacional incluida, reviste un acontecimiento de vital injerencia en el ámbito del desarrollo artístico de nuestro país que va en búsqueda de éxitos de otrora, cuando era el nuestro un recinto geográfico de fuste en materia precisamente cultural. Por Mario Delgado.

En el ex Edificio de Correos se yergue este inmenso y vastísimo complejo. Este monumental y costoso emblema. Fue restaurado en sus cuatro fachadas, en un trabajo iniciado con absoluta dedicación allá por 2.009. Un anhelo del ex mandatario que vino del sur. El proyecto y dirección estuvo a cargo de un equipo de arquitectos conformado por los siguientes profesionales: Enrique, Federico y Nicolás Bares, Daniel Becker, Claudio Ferrari y Florencia Schnack.

Los obreros a sus órdenes remodelaron varios salones, implantaron luminarias acordes, y se le otorgó su lugar también a la fina herrería y carpintería. Entre los adelantos técnicos, el sitio posee ahora un escenario levadizo.

Con suma prolijidad, se trató de preservar a ultranza el estilo neoclásico de la construcción originaria que había sido ideada por el europeo Norbert Maillart, cuando corría el año 1.889. Aunque recién se vio terminada la obra en septiembre de 1.928.

Ahora, por citar tan sencillamente algo, la Orquesta Filarmónica, tendrá aquí su “hogar”. Y, por supuesto, se darán cita esplendorosos números musicales y exposiciones de consideración.

Hasta ahí, todo bien si se quiere. Lo extraño es que, siendo un acto de apertura tan atrayente, y que tuvo justamente su epicentro en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, no se hallase presente el Jefe de Gobierno de la misma, o sea el ingeniero Mauricio Macri. Claro que desde aquí, a 350 kilómetros de distancia, puede cabernos la enorme duda de que por ahí, no pudiese asistir por equis motivo. Quizá se encontraba en otra parte. No lo sabremos. Aunque bien podemos deducir sin malicia, que no se lo invitó al señor.

Pero además, no estaba ninguna otra personalidad política de la oposición. Cosa lamentable porque se trataba de un emprendimiento único, de tenor nacional. Lo que, traducido significa: algo para todos los argentinos; más allá o más acá de idearios partidistas o posturas ideológicas.

Se tiene uno que sentir algo triste por tal actitud. Porque, insistimos, ya desde el arranque, se contradice el modus operandi oficial. O es de y para cada quien o no. Por supuesto que viendo la característica del evento extraordinario, se intuye que fue en cierta forma, un brindis pactado sólo para adeptos aplaudidores kirchneristas o cristinistas.

Y a eso anexémosle la décimo novena edición de la transmisión por radio y televisión del mensaje presidencial, y se completa el círculo. Increíble pero visible. La líder de Casa Rosada se dio otra vez un lujo que excede la paciencia del ser común. Y utilizó este grandioso minuto para auto referenciarse y enunciar ante propios y extraños, que de no ser por ella, el universo no giraría plácido.

Desplegó cual telón sus enunciados de intervenciones. Se instaló en el centro de la escena, como protagonista principal y necesaria a más, de esta circunstancia. Voló con sus alas a un tiempo y espacio donde gobierna por siempre. Imaginó con gestos y mohines al tono, gobernar incluso la Capital y allí presentar un hermoso parque, hecho se desprende, a su medida y bajo su tutela sabionda.

Logros para sus hijos y nietos. ¿Y qué del resto de los casi 42 millones de compatriotas? Ah, la señora en su cenit, prevé que todos están a sus pies y por ende, en total coincidencia con sus determinantes propuestas hacia el futuro.

Un acto partidario donde se bendijo al “YO” de la Primera Dama. Donde volvió a quedar en carpeta cualquier atisbo de humildad. Donde nada se explayó sobre el grado de corrupción de su mandato.

Que este 25 de mayo sirva, nos sirva por favor, para la auténtica reflexión. Y ojalá el próximo, el del 2.016, sea una fiesta patriótica del reencuentro de los argentinos.

Por Mario Delgado.-

Opinión

Lo bueno de tener prioridades

Tener prioridades es realmente óptimo: sugiere, entre otras cosas, que el individuo o los gobiernos de los tres niveles, poseen un criterio juicioso, y cuentan, además, con un proyecto de vida de largo alcance.

Published

on

Marcar las cuestiones a realizar o resolver con premura, habla bien y nos habilita a creer que hay una contemplación completa de la realidad, y, en base a tal visión, se planea un estricto núcleo de objetivos a cumplimentar. 

Marchar por la senda sin rumbo, sin norte ni guía, es mala o necia, al menos, señal. Por tal motivo se interpela siempre a cada quien, contar con una agenda al alcance de la diestra. Y activar los hilos en consecuencia, desde luego. 

A propósito, este pequeño marco introductorio pretende depositarnos, mis amigos, en un ítem crucial para la concreción individual y colectiva como ciudadanos plenos. Y, conviene por cierto mencionar, la imposibilidad de seguir guitarreando en esta temática que ofreceremos, y desprenderla lo antes posible, de fanatismos partidistas. Me refiero en concreto a la Educación nuestra, en esta nación gloriosa. 

Se ha difundido hace horas atrás un informe contundente por parte de la señora Ministra de Educación de CABA que sentencia con supina espontaneidad, los vericuetos de la niñez y adolescencia que no transitan por un camino elogiable en materia de aprendizaje, llegando a terminar la Primaria o estar en Tercer Año de la Secundaria y no saber leer y escribir sin yerros y tampoco poder comprender y explicar con palabras propias, un texto cualquiera. 

Tamaña deficiencia se ata, en cierta manera, al tiempo de parálisis escolar impreso por la pandemia y la sucesión de cuarentenas. Podríamos asimilar tal contingencia en mayor o menor talante; sin embargo las deducciones del informe van más allá del proceso frontal del Covid 19 y sus medidas aleatorias. El problema a aceptar sin disimulos ni excusas mantiene firme la idea de que, en rigor de verdad, hay un drama previo, un dilema estructural que se agudizó con el virus chino, pero no es solamente esta reciente etapa dispar, entre la virtualidad y la ausencia en las aulas. 

Aún se agrega otro condimento no menor: se ha hecho un relevamiento entre una determinada cantidad de chicos, de entre 12 y 16 años, para averiguar si logran captar los subtítulos de las películas habladas en inglés u otro idioma, en cines o dispositivos hogareños. El análisis resulta desalentador, puesto que la gran mayoría, expresa no alcanzar a leer en tiempo real los zócalos correspondientes, no por interferencias en la visión, sino por no saber leer de corrido. 

El temido abandono del noble hábito de la cotidiana lectura, es una incómoda piedra puntiaguda en el calzado. Y no se notan visos de mejoría. 

Como daño colateral, por otra parte, del virus coronado, se ha comprobado que alrededor de 600.000 alumnos en el territorio nacional y 200.000 en la Provincia de Buenos Aires, no retornaron a sus establecimientos educativos al abrirse la famosa y tardía presencialidad. 

Un escándalo, sin objeciones de ninguna naturaleza. ¿Y ahora, quién carga con semejante cruz social? Porque, ¿alguien puede aseverarnos que tales pibas y pibes, volverán raudos a sus obligaciones escolares, al ser visitados por un docente o asistente social?

Una auténtica lástima que redobla la apuesta a constatar en qué sitio hemos colocado a la educación. Obvio, que ha descendido varios peldaños de cómo supo hallarse situada otrora. 

Por Mario Delgado.-  

Continue Reading

Opinión

Te acostumbrás 

Un amigo, un poco mayor que yo, me graficaba ayer que, en rigor de verdad, los argentinos nos vamos acomodando, nos adaptamos, con suma ductilidad, aunque refunfuñemos, a ciertas cuestiones demenciales que debieran sacarnos de quicio y movilizarnos de otra manera. 

Published

on

“Te acostumbrás”, me pontificó, despejando incluso con tal frase, cualquier sombra de duda que pudiera subsistir aún. No hay pena ni atropello que no se nos haya puesto de manifiesto, y, sin embargo, continuamos erguidos como sociedad y metidos cada quien en lo suyo. 

La escasa atención que le brindamos a los sucesos del entorno, tal vez tenga mucho que ver con las instancias personales de cada sujeto. Las ocupaciones son cada vez más en base a que el dinero rinde menos. 

Se naturaliza la opción del mayor esfuerzo y la gente dispuesta, sale en pos de ganarse el cada día más caro, pan vital. Una pequeña gran gragea, un botoncito de muestra que nos revuelve la panza, pero, reitero, no todavía como la contingencia requiere de un pueblo auténticamente agobiado y harto. 

Los niveles de corrupción piramidal se elevan a la enésima potencia, revolean bolsos con dinero mal habido en conventos o cuentan plata afanada en sendos videos virales, y todo gira sin más que algún comentario atrevido, desafiando a la ya incorporada manía de soportar y sobrellevar el drama, las culpas de otros. 

No se hace ni siquiera un necesario gasoducto y luego llegan los “verseros” de siempre, con excusas y mensajes altisonantes. Y los robadores de vacunas contra el Covid se pasean orondos, dando cátedras seguro, de cómo fomentar el buen turismo ahora que todo mundo acató órdenes salvadoras. Hipócritas impíos, exonerados por el poder, como un tal Firmenich o un viscoso Verbitsky. Falsedades convertidas en relatos presumiblemente verídicos, para entretener a la platea boquiabierta, que no despierta.

En tal contexto de locura y terror, no escasean los heridores del campo, los que nada saben del trabajo aguerrido de los productores chicos o medianos, y demonizan al sector, olvidando que de ahí emana el 65 % de lo que consume el argentino. 

Y nos quedaría chico el espacio para ir citando con mayúsculas, si lo desean, los yerros y las tropelías de los poderosos que se apoltronan en sus sillones, bebiendo en copas de oro, el sudor de los humildes. 

Ya probaron el sabor de dominar a una población encerrada y muerta de miedo e incertidumbre y van a ir por más perversidades. Porque no les importa subsanar las necesidades básicas, ni mejorar la calidad de vida del ser humano; sólo ansían llenar sus propias arcas, permanecer y ampliar la red de mantenidos por el Estado, que son los votantes cautivos, los temerosos que no se irán del redil por no perder sus planes sociales. 

Mientras la inflación consume las billeteras y separa a familias enteras, ahorcadas y sin solución, al tiempo que la inseguridad y la droga incrementa su paso fuerte y mortal, se encienden los doble discursos, las linternitas de los jetones de ocasión, charlatanes de bar, sin programas efectivos para mutar tanta mugre. 

Te acostumbrás, es cierto y penoso, a convivir con la putrefacción y contemplar sin esperanzas el panorama difuso del país que amás. 

Por Mario Delgado.-   

  

Continue Reading
 Farmacias de turno en Olavarría Facultad de Derecho